Iconografía

sábado, 19 de abril de 2008

Canta, canta, y no pares...

Mi madre, la Nores
19 de abril. No es que hoy la eche más de menos porque haga tres años que murió. Pero sí que los recuerdos me incordian más que cualquier otro día. La oigo reír a carcajadas...

Lo bello, es difícil

Fotografía de Diego Barral López
De cabeza. Lo de que a veces pasan trenes por delante de uno, puedo corroborarlo a pies juntillas. En cuestión de dos semanas, mi vida ha dado un giro radical. He dejado un trabajo seguro, tranquilo y bien pagado por un convenio de prácticas con sueldo cero en una empresa que, tal vez, sea determinante para mi futuro profesinal. O no. Nunca se sabe, hasta que surja otra oportunidad y murmure en pasado justo de lo que ahora estoy hablando. Y vuelta a empezar. Y la noria sigue y gira. Y yo me limito a cambiar de cesta y tiro porque me toca. Ahora que cuerpo y mente aguantan. Vivir con lo justo durante un tiempo, apretarse e ingeniárselas para seguir disfrutando de la vida. Porque no todo es el dinero.
Dejo, al irme, unos cuántos corazones formidables, de color bermellón encendido, que han ido colándose por entre las rendijas de mi día a día, acompañándome, desenterrando carcajadas que tenía olvidadas, haciendo de estos siete meses un prodigioso jolgorio.
Como decía Sófocles en una de las frases que más recuerdo de las clases de griego del instituto: la alegría más grande es la inesperada. Eso y que lo bello es difícil.

domingo, 6 de abril de 2008

Esas zanjas

Horizonte: con sus síes, sus peros, sus porqués.
De baldosa en baldosa, evitando las que están hechas trizas, aquellas que parecen conducir a un destino de títere. Resulta sumamente sencillo meter la pata y girar a la derecha cuando el recorrido apropiado indica un claro volteo a la izquierda, o algo más sencillo: continuar hacia delante, sin giros taciturnos. Cubrirse de arena, amontonar las cenizas, cargar la mochila de surcos, recoser las entrañas. Y emprender el viaje. Otra vez.