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jueves, 6 de noviembre de 2008

Claro que nuestro orgullo es infernal

Mirada al frente...
Son los matices los que diferencian una actitud de otra. Una persona sana, que se quiera, no necesita menospreciar a nadie para sentirse bien. El arrogante, sí. Arrastro, desde hace unos días, una evidente decepción. Y estoy mustia. He tenido que equivocarme, no una vez, sino muchas, para aprender a disculparme sin resentimientos ni reproches posteriores. Y no es sencillo. Asumir los errores viene precedido por un cierto desasoiego, la inquietud de sabernos malos hacedores en algo o hacia alguien. Después viene la tregua, hecho que tampoco nos exime del tropiezo, pero lo hace más liviano para, con el tiempo, conseguir que éste incluso languidezca y llegue a esfumarse.
Me siento defraudada, un bamboleo entre pena y chasco. Para no mosquearme más de lo necesario, pienso que los dos saben de su fallo, pero que es el orgullo lo que les atranca. Vacíos de humildad, dando lecciones a todo el mundo y censurando la vida o forma de actuar de otros sin bajar la mirada hacia su ombligo. Que siempre sean los demás los que cedan. Coacciones emocionales y miradas airadas.
No hay necesidad de ser soberbio. Pero siempre hay razones para dar las gracias, disculparse y devolver un abrazo perdido.
La sensación es de regalazo.
Será cuestión de filosofía y paciencia, que dice el yayo Pau.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

AMEN

Natsuki dijo...

Anónimo,
aquí, de amenes, nada...
Un saludo

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

Natsuki, como dice un amigo: Culpabilidades... invento contrareformista del siglo XVI. Empero es cierto que es dificil entender al mal hacedor interno o a la moral a contramano.

Saludos desde una La Paz lluviosa.

Natsuki dijo...

Apreciado Diego,
Inteligente apreciación.
Y volviendo al tema:
"El hombre más noble es digno, pero no orgulloso", que dijo algún día Confucio... ;-)

Un ventoso y soleado abrazo desde Barcelona!

Sita dijo...

Si no te importaran, no te habrían defraudado...

Natsuki dijo...

Doncs sí, Montse, totalment d'acord. Però és que allò de posar sempre "la otra mejilla" ja cansa. En fi...;-S