Iconografía

lunes, 5 de diciembre de 2011

368 días sin Pau y Carmen

El viaje de Chihiro, Hayao Miyazaki (2001)
Aunque a veces no lo recordemos, nada de lo que sucede se olvida.

viernes, 12 de agosto de 2011

Pues arrancaré mi luto a bocados

Aquí no hay mohínos que valgan (Gavà, agosto 2011)
¿Tantos meses es mucho tiempo? Depende de para qué. Casi cinco. Sin revisar fotos, ni líneas tachadas en mis libretas bonitas, ni las notas del iPhone donde apunto absurdeces que habitualmente son el origen de un relato posterior... Recuerdo cómo, alguien de Madrid y medio maño también, me decía "espero que no escribas porque no te apetezca y no porque no tengas nada que decir". He retemblado varias veces pensando que, tal vez , mis vistazos ya no tuvieran cosas que contar. Que el hartazgo por mi excesivo tiempo libre, hubiese repercutido negativamente en mi interés por escribir. Una existencia monótona sin necesidad de ser revelada. Y todas esas cosas tristes que me han sacado la lengua desde el invierno hasta ahora. Sí, ahí me he revolcado durante una larga temporada. Cuando la apatía ya es desidía y ésta, hastío. Es curioso sin embargo, lo mucho que he leído en este tiempo. Incapaz de desenterrar letras pero sí de tragármelas. Una ficitia manera, seguramente, de sortear la perra realidad. Sigo sin tener trabajo y buscándolo, deseando que los días acorten sus horas porque éstas me sobran, más huraña de lo que es habitual en mí . Con mi capacidad universal de excavar optimismo (casi) , congelada. Riendo menos. Lagrimeando más (de lo que quisiera). Pero si aporrear las teclas de este viejo ordenado y llenar hojas en blanco, siempre me ha divertido, ¿qué razón puedo esgrimir para dejarlo?
Pues arrancaré mi luto a bocados. Y empiezo hoy. Ea.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Charlas verticales

Viladecans, 23/3/2011, patio de luces. Fotografía tomada con iPhone4.
Reconocer que uno es cansino en algo, ¡no nos exime de nuestra pesadez! Lo soy haciendo fotografías. Quienes me conocéis bien, lo habéis "sufrido". Pavimentos antiguos en calles escondidas, esquinas de edificios, escaleras destartaladas, plazas vacías, el silencio invernal y la pasividad tórrida del estío pegajoso. Primaveras armoniosas y los otoños corteses. El agua, en todas sus variantes y la arena y alguien comiendo un helado que se escurre en la piel bronceada. Los perfiles, mejor si son irregulares. Lo inexacto habla más. Los balcones y sus barandas con macetas. Los geranios. Los horizontes industriales, las cementeras, las fábricas fantasmas (como la Metron-ABB de mi padre). Los que no se saben observados y carcajean o lloran sin miedo a sus arrugas, los dientes traviesos, la barba mal cortada o el rímel resbalando. Lo que palpite, todo.

martes, 8 de marzo de 2011

Mi yayo, sin más

Yayo Pau y Lara. 20 de agosto de 2009. Santa Pau (La Garrotxa).
La montaña y él, libre.
El bocata de tortilla con pà amb tomàquet o de fuet o de bull negre o de sobrasada caliente, la de Rubielos de Mora, con queso fundido. Los zumos de piña en el macuto, el vaso plegable, la botella de plástico con agua; el chocolate "rojo" de Nestle. Mi memoria.
Atento eternamente a los demás. Su sabiduría, siempre algo para explicar; y yo, para aprender.
Los días de la Mona, la haba en Reyes, fiesta, las costilladas.
El cesto de mimbre y los bolets. Los fredolics, el ou de reig, los rovellons con ajo y perejil. Mi padre, mano a mano con él.
Ahora, sus cenizas, cubren parte de Les Lloses (tantas madrugadas otoñales disfrutó allí...). Un pedazo esmeralda, húmedo y con olor a selva, casi. Inmarchitable ya.
Es sencillo: no habrá deshielo, lluvia (su lluvia), brisa primaveral, hojas chasqueantes de verano, otoño bermellón o invierno mustio que lo arranquen de mi corazón.
Y le escucho: sus risotadas, esos entrañables chistes malos.

viernes, 18 de febrero de 2011

Es que me sobra (el tiempo)

Monells o las manecillas detenidas, septiembre 2010.
¡Lo que daría yo...! ¿Te quejas que cuando la alarma suena a las 7:52 pero no hace falta pararla? Las horas libres que uno valora y disfruta, porque el resto están ocupadas con obligaciones no elegidas, pensaba mientras su amiga se alejaba despidiéndose con la mano juguetona.
Los excesos, excesivos. Siempre he dicho que no podría vivir sin leer. Pero igual no necesito tantas horas de lectura...

miércoles, 2 de febrero de 2011

No me acuerdo de olvidarte

Barcelona. De noche.
Esa capacidad singular para sentirse incolora sin saber dar una explicación. O lo que es lo mismo: los días rojo tomate de Holly. Arriba, de bruces, escarbar para salir. Y alejarse. Para volver a llegar. Caer desbaratada otra vez. Toda postillas. Hueca de espejuelos en la mirada.
Suponer que el azul, azulino o azulete, siempre aparecen.
Sospechar que, por ahora, no lo harán.
Ya lo dijo Leonard en Memento: No me acuerdo de olvidarte.

jueves, 20 de enero de 2011

Sin palabras

Una noche cualquiera, a través de la ventana.

No encontrarlas. Verlas ahí, delante, irreverentes; no atianar a unirlas con sentido. La punzada otra vez. Y la pizca de agua que desciende. Los ojos verdes.

Chasco.