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domingo, 3 de junio de 2007

Una ironía en el tiempo

HOMBRE - Quiero adquirir un compromiso. MUJER - ¿Un compromiso? ¿Por qué?
HOMBRE - El laboratorio que fabrica amor propio quebró hace unos meses, y anoche perdí el poco que me quedaba.
MUJER - Ya, claro. Yo nunca he tenido espejos en casa, así me ahorro esos problemas.
HOMBRE - ¡Ahora entiendo lo de tus cejas mal depiladas!
MUJER - No, lo de las cejas es por falta de pulso, que de eso sí padezco. Por el pulso y por el miedo.
HOMBRE - ¿Miedo? ¿Miedo a qué?
MUJER - Me refiero al compromiso.
HOMBRE - Es verdad, el compromiso... Todavía no lo he pensado. ¿No son felices los que viven comprometidos?
MUJER - Aparentemente sí, pero esconden cicatrices en los tobillos. HOMBRE - ¿Qué cicatrices? MUJER - Las que producen las cadenas. HOMBRE - ¿Los comprometidos están encadenados? MUJER - No exactamente: arrastran cadenas. HOMBRE - ¿Para qué? MUJER - Las llevan de un lado a otro, sin más. Suelen acabar bastante hartos de ellas. HOMBRE - Ah... MUJER - Pues nada, ve. HOMBRE - ¿Que vea qué? MUJER - Que vayas a arrastra tus cadenas, digo. HOMBRE - ¿Y cómo sé que serán las cadenas que busco? ¿Cómo tienen los eslabones? MUJER - De cristal, son muy pesadas y difíciles de transportar, porque has de intentar que no se rompa el cristal mientras andas, y también debes vigilar no cortarte con él. Se las conoce como cadenas ideales. HOMBRE - Entonces no serán tan terribles como dices... MUJER - Las llaman así, no porque sienten bién, sino porque los cristales contienen ideas. HOMBRE - ¿Qué son ideas? MUJER - Algo en lo que muchos creen. Yo nunca he tenido fe. Ideas, pocas veces. HOMBRE - ¿Tú nunca te has comprometido? MUJER -Yo nunca he tenido amor, y si lo he tenido, ha sido como uno de esos espejos que antes te decía. Algo que parece, pero que deja de serlo en cuanto aparece la imagen real, la de fuera del cristal.
HOMBRE - ¿Y no te gustaría comprometerte? Sin ideas, sin fe, sin amor, sin compromiso, lo único que te queda es tiempo. ¿Qué harás cuando se te acabe el tiempo? MUJER - No lo sé, siempre confío en lo que ha de venir, precisamente, porque nunca sé lo que será. HOMBRE - Yo quiero adquirir un compromiso, pero no tengo ideas y tampoco amor. ¿Cómo lo consigo? MUJER - Las ideas aprendiendo a bucear. Miras una cosa, cierras los ojos, tomas aire y te zambulles en su interior, hasta arrancarle el nombre que lleva grabado en lo más profundo. Ahí tienes tu primera idea. HOMBRE - ¿Y el amor? MUJER - Para eso tienes que aprender a volar o a trepar. Volar es más rápido, pero es peligroso. Trepar exige más esfuerzo, paciencia, ser sagaz y saber perdonar. Puede ser muy doloroso pero también es muy gratificante. HOMBRE - ¿Por dónde debería trepar? MUJER - Por un ente, masculino o femenino, tú eliges cúal. HOMBRE - ¿Y tú por qué no tienes amor? MUJER - Sufrí un empacho que me hizo aborrecerlo. HOMBRE - Entiendo. Supongamos que ya he aprendido a bucear, a volar y a trepar. ¿Cómo me pongo las cadenas? MUJER - Ante todo, debes ir a buscarlas. Pero puede que te descalabres en el intento. HOMBRE - Y, entonces... se acabó el compromiso. MUJER - Pero tu tiempo, no. HOMBRE - Me quedaré como tú. ¿Qué haces con tu tiempo? MUJER -Magia. HOMBRE - ¿Y qué consigues? MUJER - Nada. HOMBRE - ¿Entonces...? MUJER - Pierdo el tiempo. HOMBRE - ¿Te importaría perderlo con un amigo? MUJER - Eso siempre es un placer. HOMBRE - Perfecto, nos vemos mañana. MUJER - Hasta mañana entonces.

3 comentarios:

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

Felicidades, qué frío, existencialista y fino texto...

Natsuki dijo...

Gracias, Diego! Digamos que todos somos un poco el "hombre" y un poco la "mujer", ¿verdad?. No es exactamente un reflejo personal ;-)Como la canción: depende, todo depende...

Ubuntuna dijo...

Es genial, me gustó mucho el texto.

see ya!