Es lo que pasa cuando uno tiene muchas esperanzas puestas en algo: o colma tus espectativas o te acercas, sigilosamente, a cierta decepción. Pero tampoco nos pongamos trágicos. El tio Bob, decide desaparecer tras la cámara, sin rastro autoral, sin un estilo definido, con un exceso de elipsis inteligentes, cansinas. Sin duda, De Niro se alza como notable compositor de imágenes, frente a ciertas carencias narrativas, a pesar del férreo guión de Eric Roth.
Brillantes interpretaciones, donde destaca un casi perfecto John Turturro, un William Hurt con cierto halo de padrino y un Alec Baldwin más que cómodo en su papel de secundario con chicha. Poco creíble sin embargo el duo Jolie-Damon, con un hijo veinteañero que parece más hermano que hijo de Matt.
El ying y el yang, o lo que es lo mismo un patriotismo caduco y deshumanizado o los sentimientos, el deber o la felicidad propia. Acertado y valiente retrato de una América sin pasado, caricatura hiriente de sí misma. La sombra del tio Coppola es alargada. Pero esperaré curiosa la próxima.
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