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martes, 28 de agosto de 2007

Como a gusanitos de queso

Quizá sea un poco extraño, a estas horas ya tardías, tener la necesidad imperante de escribir esta entrada. Pero es que en verano, la ciudad donde siempre he vivido, desprende un olor peculiar. En este preciso instante entra por la ventana del comedor. Me ha acompañado toda la vida. Según mi padre, era por la ingente cantidad de algarrobos que llenaban el pueblo. Hoy en día apenas queda ninguno. En su lugar hay bloques de pisos y aire acondicionado en las fachadas. Pero sigue oliendo como a gusanitos de queso. De esos de cuando éramos pequeños y valían 1 duro.

1 comentario:

Ruben Bike dijo...

Hola... saludos desde mexico... buen blog