Iconografía

lunes, 12 de mayo de 2008

Dibujos velados

Se ha roto, rota, se rompió.
Había dos tatuajes. Uno en la espalda, otro en un brazo. Símbolos de un imaginario vanidoso y farolero Ya no había ninguno. Intentaba acordarse de en qué lado estaban, pero no era capaz. Al principio pensó que sería algo pasajero, pero a medida que se esforzaba por encajar aquellos dibujos en la piel a la que un día perteneció, su extravío mental crecía prodigiosamente. En algún momento de entonces los hubise trazado a ciegas, de memoria, recalcando cada curva, los fallos, las hendiduras en la carne, las líneas evaporadas por el tiempo, los jirones de la ira, el resto de las caricias. De todo, sólo gravilla, sobras, metralla.
Y al fin, el latido excarcelado. Verdemar, jugoso, flamante, repleto.

2 comentarios:

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

Texto, textura... el lenguaje puede llevarnos tan lejos, al microcosmos de la piel, tan infinito como este universo o el que comprende este universo, el lenguaje, en fin...

Natsuki dijo...

Diego, lenguaje y realidad, entremezclados, servirse de ambos para recordar, imaginar, entrerrar y volver a empezar ;-)

Abrazos soleados!!!