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lunes, 17 de septiembre de 2007

El indiscreto encanto de mirar

En la ciudad de Sylvia, de José Luis Guerín

Esta es la próxima película que iré a ver. José Luís Guerín, aún lo recuerdo cuando, silencioso y meditabundo, entraba en clase y se sentaba en la mesa, delante de la pizarra vileda. Aquí, Pilar López de Ayala. La vida después de Al salir de clase. Apetece un rato de coherencia.

7 comentarios:

Qae dijo...

Por lo que he oído la película es bonita, bonita, bonita, y tan frenética como ver pintar un cuadro a tiempo real (Erice, te odio). Te deseo suerte cuando te sumerjas en la poesía del hombre de la boina. Una vez me dijo una amiga que el final de 'Lost in translation' lo podía escribir ella con los ojos cerrados. "Sólo tienes que rellenar un montón de páginas con un montón de gente que no dice nada y asi te esperas lo mejor". Más lista que un rayo.

Anónimo dijo...

En la indiscreta mirada capaz de emocionar descansa el vínculo afectivo que nos une, o nos desea unir, para que no quedemos solos en esta tórrida tierra de individualidades. Por ello la indiscreción retorna hacia el encanto, porque nada hay más bello que el impulso del encuentro, a pesar de que luego se desmorone incluso el recuerdo... de aquella mirada. José Luis Guerín ya nos enseñó a mirar con su espléndida "En construcción". Ahora nos toca a nosotros no perder esa posibilidad... de seguir mirando allá donde se pueden descubrir hasta las marismas de nuestro alma.

Tom dijo...

Macho, si toda la peli va a ser así... ¡me apunto a verla inmediatamente! :-P

Natsuki dijo...

Hoooooola, Tomasín! ;-)
Qué ilusión verte por aquí! Sé que me lees, pero verte "físicamente" (menuda incongruencia) es mucho mejor! Gracias!
He trasteado trocitos de la película (ya sé, no debe hacerse)y puedo decirte que mucho diálogo no hay. Ni falta que hace... espero!
:-p

Natsuki dijo...

Qae, yo también odio a Erice y a su membrillo, mucho,mucho ;-)
Inteligente reflexión la de tu amiga: qué razón tiene.
Saludos nubosos :-**

Natsuki dijo...

Le petite escargot, aún cuando he sabido que ya no merecía la pena seguir mirando, no he podido resistirme a ello. A veces, el no desfallecer tiene recompensa, y otras, no. Pero la curiosidad por el latido ajeno es tremenda. Tal vez, cuando me haga "mayor" aprenda a cubrirme con una red invisible para evitar trompazos... o no ;-)
1 abrazo de pereza preotoñal

Anónimo dijo...

Regreso, para ampliar la mirada. Cuando ésta, indiscreta, penetra desde el desconocimiento de unos prismáticos que transgreden la intimidad a través de un deseo latente de vida, para culminar en el encuentro de una habitación herida por la batalla..., ante la mirada (otra) de quien nos quiere defender de la vulnerabilidad... "No amarás" nos abrió los ojos hace tiempo, y aún me quedan los destellos de cuando tuve ocasión de poder compartir con su director, Krzysztof Kieslowski, un multitudianrio encuentro en el festival de donostia