
Él estaba nervioso, hoy ha envejecido. Ella, también. Más humedad dentro de ellos que en el aire. Todo olía a humo, a ruido, a hogueras trasnochadas. No se conocían apenas pero incendiaban el aire. Con el tiempo, para ella ya no hubo ciudad alguna tras el opio de su lengua. Alrededor, sólo quedaron calles, palomas deshauciadas, la lluvia por desagües, recuerdos desmadejados.
Cuentan, que a él, después de todo, se le podía ver vagando por los restos del naufragio, rodeado de susurros, ajeno a todo, buscando en sótanos de luz opaca infames arriendos de sábado eterno. Hambriento del brillo verdemar de sus ojos, del contoneo de sus caderas, de su pecho abrigado de oro, preguntándose en silencio cuánto le iba a pesar el día que todo quedase soterrado...
El sabor de lo perdido, los agujeros desgastados, ver un destello que le anunciase su venida.
Él decidió surcar sus cicatrices para no olvidar, abarrotarlas de polvo para evitar las grietas por el esfuerzo, zurcirlas de nuevo cada mañana, abrirse el pecho a mordiscos, llenarse los hombros y caerse de bruces.
Errar, una y otra vez.
Pero escucha, le decían: "no te acostumbres, eso nunca".
8 comentarios:
como atrapar agua con las manos. se empeña inmisericorde en escurrirse entre los dedos, dejando seca el alma. si acaso un pequeño pozo estancado, inútil.
(ya no digo más que escribes como dios)
raúl, me gusta esto de "escribir a dos manos"!!!! ;-)
gracias mil por leerme...
Yo me escribo un libro a cuatro manos contigo cuando quieras. Pero va a ser un libro alegre.
qae, un dos treeeees!!!!
Ok! Se acepta la alegría como temática central!
bsos de día azul, azul!!
Erase una vez... una niña k se merece lo mejor de lo mejor... lo intentaremos!!!
La foto lo resume todo: alguien falta y su ausencia ahoga
onitsuka: T'
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diego, una historia cualquiera que debe estar pasando en miles de lugares en este momento.
abrazos de cena en un japonés
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