La búsqueda del triunfo, a modo de sueño en lugar de para enriquecerse.
Once, pequeña criatura, "indie" al extremo, pero tan bonita y tan llena de vida que es difícil no dejarse llevar por ella. No estamos ante una obra perfecta -ni falta que hace-. Es necesario participar del juego que nos propone, de su construcción a base de preciosas canciones porque de lo contrario puede incluso resultar plomiza y repetitiva. Tiene el mérito de aunar amor y humor: el heroinómano del principio, la encantadora aspiradora guardiana, la canción del autobús...
Para el recuerdo: la bellísima melodía que la pareja improvisa en la tienda de instrumentos musicales; el plano-secuencia nocturno de Marketa andando por las calles mientas canta con los auriculares puestos o la conversación de ambos en el mirador, enmarcada por la melancólica costa irlandesa.
Y un final de los que te dejan derrumbada, aunque con media sonrisa. Como la vida misma.
4 comentarios:
¿Te diste cuenta de que ni él ni ella tienen nombre? En el reparto oficial se llaman Guy y Girl, como los protagonistas de los cortos no filmados que cruzan miradas en el autobús y que deberían casarse y comer perdices.
Lo dicho Natsuki que me tienes que dar clases particulares de cine porque me doy cuenta de que no tengo ni idea... ;)
Un abrazo cinéfilo enorme
qae, ni les hace falta, ¿no crees? ;)
Se encuentran, se conocen, se reconocen y vuelven a desaparecer.
Y un piano que todo lo ve. Buf... pero que boniiiiiiiiito! :-D
jc, bueno, algo sé pero... ¡qué va! ;-)
Sólo que soy una enferma del cine, podría ir cada día y ver varias pelis y creo que no me cansaría nunca, jejeje :-D
Otro abrazo gigante pa' ti
:-****
Publicar un comentario